SIMPLES, INDIGNOS PERO LLENOS DE VALOR COMO UNA ZARZA EN LAS MANOS DE DIOS

18/4/09

“Simples e indignos como una zarza”


(Éxodo 3:1-5)

Durante esta tarde, quisiera que desviáramos la vista de Moisés, no es de moisés de quien vamos a hablar hoy, quisiera que pusiésemos atención a la zarza, por que Moisés fue llamado por Dios, cuando un zarza, ardía en fuego, mas no se consumía.

¿Qué es una zarza?

La zarza es un arbusto o planta espinosa que puede alcanzar los 2 m. de altura. Esta da Frutos negros, brillantes, de sabor agradable, pero el problema es que dada las espinas que la componen, cuesta mucho sacar el fruto para degustarlos, por lo tanto es muy peligrosa. Es necesario siempre estar podándola ya que si no crece muy mal y destruye la estética del lugar. Algunos usan las zarzas para dividir los terrenos, la usaban como cercas. Su fruto sin embargo es exquisito y dulce y este es la mora, ahora, cuando da fruto, su nombre cambia de zarza, a zarzamora.



Es interesante darse cuenta de que nosotros nos parecemos más que un poco a la zarza, pues cada uno de nosotros somos pequeñas zarzas aquí, que tenemos características similares entre todos.



a- ) Nosotros somos utilizados para dividir terrenos:

(Judas 17-23), (Tito 3:10-11)

b- ) Todos tenemos espinas: (somos todos pecadores)

(Romanos 3:10-12), (Romanos 5:12), (Romanos 5:19)

c- ) Todos tenemos un tope de altura: (a la imagen de Cristo)

(2 Timoteo 3:16-17), (Efesios 4:13-16)

d-) Todos necesitamos ser podados por que si no crecemos mal

(Filipenses 4:19), (Hebreos 12:5-7), (Santiago 4:7-8)

e-) Todos tenemos un fruto exquisito que dar.

(Lucas 13:6-9).














(Éxodo 3:1- 5)

- Cierto día un hombre que se dirigió al monte de Dios encontró una zarza, una zarza cualquiera, una zarza que estaba allí con sus espinas, con sus defectos e indigna como cualquier otra zarza. Pero fue a esta zarza que el Ángel de Jehová decidió ir, instalarse allí para dirigirse a Moisés y llamarle “Desde la zarza”. Aquella zarza del desierto era un montón de ramitas secas que apenas habían crecido, y sin embargo, Moisés tuvo que quitarse el calzado de los pies. ¿Por qué? Porque estaba pisando tierra santa ya que Dios estaba en la zarza.
-
Y desde que la zarza fue utilizada por Dios, entonces esa zarza ya dejo de ser cualquier cosa, dejo de ser un arbusto al que nadie miraba, dejo de ser un arbusto que molesta y que hay andar podándolo para que no pierda el rumbo, en ese momento, la zarza estaba en el lugar preciso, a la hora exacta, justo donde Dios quería que estuviera, justo donde Dios lo necesitaba.

- Hermanos, nosotros debemos admitir que somos pequeñas zarzas insignificantes delante de Dios, entender que de nosotros, no se espera nada bueno, tenemos la habilidad para separar, la habilidad para destruir, para hacer daño y rasguñar a nuestros hermanos, pero Dios no ve esas debilidades, el Señor no ve los defectos, el ve el precioso fruto que emana desde tu interior que es rico y saludable. ¡Cuantas veces nuestro precioso jardinero ha intentado sacar frutos de nosotros pero las espinas de nuestros pecados alejan sus manos hiriéndolas y no permitiéndole lograr tan noble objetivo! ¡Cuantas heridas ha sufrido nuestro hortelano, los rasguños de nuestras espinas en sus manos y corazón!

¡DIOS NECESITA ZARZAS! "Cualquier simple zarza sirve, siempre y cuando Dios PUEDA UTILIZARLA.

Fíjense en las características de la zarza que utilizo Dios para llamar a Moisés.

NO PODIA TENER ESPINAS
NO SE CONSUMIA CON EL FUEGO
ERA ATRAYENTE POR QUE EL FUEGO ESTABA EN ELLA.

Moisés tuvo que pasar 40 años en el desierto para darse cuenta de que era nada. Dios estaba tratando de comunicarle un mensaje: "No necesito una zarza bonita, educada ni elocuente. Cualquier simple zarza sirve, siempre que Yo esté en la zarza. No serás tú haciendo algo para mí sino Yo haciendo algo a través de ti."

Dios debe controlar tu zarza, y de esa manera, y solo así, tu vida tendrá valor, en las manos de Dios.



Seamos simples e indignos como una zarza, para ser utilizados dignamente. (I Corintios 18:25-31) (2 Corintios12:9-10)