11/8/10
“¿CUÁL ERES TÚ?”
Después oí la voz del Señor, que decía:
¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
(Isaías 6:8)
Amados hermanos, es mi intención en esta tarde, que hablemos de cuatro tipos de personas que encontramos en la biblia, son cuatro tipos de personas con características diferentes, son cuatro tipo de personas, con personalidades diferentes, pensamientos diferentes, objetivos diferentes y principios diferentes, que sin lugar a dudas nos van a dejar un aplicación práctica para nuestras vidas.
Es más hermano, me atrevo a decirles que en esta tarde voy a hablar de usted delante de todos los hermanos, porque si hay algo que puedo asegurarles, es que hoy usted va a salir en este sermón, uno de estos cuatro tipos de personas, es usted, pero su trabajo hoy día, es el de abrir su biblia, escudriñar las escrituras con nosotros y buscar cual de los cuatros es usted.
(Isaías 6:1-8)
Si nosotros vamos leyendo paulatinamente los versículos, iremos encontrando uno por uno los cuatro tipos de personas que buscamos. Quizás usted ya identificó a algunos, pero vamos paso por paso. (V1-7) Si observamos bien estos versos bíblicos, podremos identificar al primero.
A- EL HOMBRE INMUNDO (V5)
Nosotros hemos aprendido, a la luz de las escrituras, que el hombre no puede ver cara a cara a Dios, dado que su santidad, su poder y gloria son tan grandes que el hombre muere instantáneamente y esto porque su inmundicia lo separa de la santidad, de la magnificencia y todo poderío del Altísimo, la gloria de Dios y lo sublime que es, su poder es tanto y su santidad es tan inmensa que no puede ser vista por Dios y esto porque el hombre es inmundo, inmundo en su pecado, sus obras son como trapo de inmundicia y no sirven de nada ante la majestad de nuestro Señor.
El problema con esta persona, es que no puede tener una relación íntima con Dios, no puede tener comunión con Dios, no puede hablar directamente con Dios y en su corazón hay un vacío inmenso porque le falta Dios, les falta algo, una pieza, para estar completos. El alma de la persona inmunda grita a viva voz ¡Dios mío, Dios mío por qué me has desamparado! Ignorando que el problema no está en Dios si no en ellos mismos, el problema no es la santidad del Todopoderoso, si no el pecado en nuestros corazones es el que produce una disensión, una división entre nosotros y aquel amoroso Dios lleno de Gracia. Pero la palabra de Dios nos dice: (Lucas 5:12-13)
Este leproso, ante los ojos de Dios y ante los ojos de los judíos, era inmundo, los judíos no querían estar cerca de un leproso, los leprosos no tenían lugar en el templo, ni mucho menos en la sociedad tampoco, pero si hay algo que rescatar en este leproso es su humildad y que de una u otra forma, fue sabio al ir delante del Señor Jesucristo, ¡NADIE QUERÍA ESTAR CERCA DEL LEPROSO! ¡NADIE QUERÍA LIMPIAR A ESE LEPROSO! ¡NADIE QUERIA ACERCARSE A ESE LEPROSO! , Pero al llegar a Jesús, y decirle con humildad “SI QUIERES PUEDES LIMPIARME” el Señor le dice QUIERO, SE LIMPIO. (Isaías 6.6-7)
Así que si hay alguien en este lugar que reconoce su inmundicia, que dice yo no puedo, por más que quiero llenar ese vacío que hay en mi corazón, si hay alguien que siente que le falta algo, que hay un espacio por llenar, si hay alguien que reconoce su pecado, que es pecador, por lo tanto inmundo y quiere ser limpio, VEN, PONTE DE RODIILLAS Y DILE AL SEÑOR “SI QUIERES, PUEDES LIMPIARME” y te aseguro que la respuesta del Señor será QUIERO, SE LIMPIO. Pues el envió a su ángel, quien murió en la cruz por ti, para que por su sangre, pudieras ser limpio.
(I Juan 1:9)
Ahora, para encontrar al segundo tipo de persona a continuación, debemos leer la parte A del verso 8 DEL CAPITULO DE 6 DE ISAÍAS. (Isaías 6:8ª)
Si ustedes se dan cuenta, en este versículo, el Señor plantea una pregunta que no tan solo es para Isaías, si no que también para todos nosotros ¿A quién enviaré y quien irá por nosotros? Aquí yo veo un desafío, una necesidad de compromiso y cuando hablamos de compromiso inmediatamente sale a la luz el siguiente tipo de persona.
B-) EL HOMBRE TIBIO
¡No hablen de compromiso! ¡No hablen de hacer algo! Este hombre es aquel que sabe lo que debe hacer, sabe lo que la palabra de Dios dice, tu sabes lo que la biblia pide de ti y por sobre todo lo que Dios pide de ti, pero no lo haces, porque el compromiso es algo que no está en tus papeles bien estructurados, tu vienes los Domingos en la mañana, o quizás el Domingo en la tarde porque en la mañana hace mucho frío y te da sueño, de los miércoles, de vez en cuando, cuando tienes tiempo o quizás eres fiel en venir a los cultos a recibir palabra de Dios, pero ni hablar de ponerla en práctica, es más, este versículo te lo sabes de memoria pues ha sido utilizado para más de alguna conferencia, para más de una predicación y repetidas veces has oído este desafío planteado por Dios ¡A QUIEN ENVIARÉ Y QUIEN IRÁ POR NOSOTROS! Y tu haces oídos sordos, eres feliz siendo tibio, estás cómodo, pero como Aod se acercó a Eglón, yo quiero decirte de igual manera al oído “Tengo palabra de Dios para ti” (Jueces 3:20)
(Apocalipsis 3:15-19) (Santiago 4:15-17)
Ser tibio es pecado, ser tibio es saber hacer lo bueno y no hacerlo, tu sabes como debes responder ante el desafío de Dios y no lo haces, tu sabes que la palabra de Dios exige algo de ti, por ultimo deberías pensar en lo deudor que eres para con Dios, LE DEBES TU VIDA, LE DEBES LA SALVACIÓN, LE DEBES LA VIDA ETERNA, LE DEBES TU FAMILIA Y TODO LO QUE ERES, SE LO DEBES AL SEÑOR, PORQUE DEL SEÑOR SOMOS ¡DESVENTURADO! ¡DESNUDO! ¡CIEGO! ¡MISERABLE! Porque pudiendo estar gozando de las riquezas que el Señor tiene para ti, vives en la mediocridad de lo religioso.
¡SE PUÉS CELOSO Y ARREPIENTETE! Y toma el desafío que el Señor tiene para ti.
Ahora, queridísimo hermano, veamos el texto completo en (Isaías 6:8) y encontramos el que sigue.
C-) EL HOMBRE “HEME AQUÍ”
En la obra hermanos, hay dos tipos de personas, los que bajan al pozo a sacar el agua y los que sujetan la cuerda del que va bajando, en ambos casos, los dos sufren heridas. Este hombre, es el que está dispuesto, es el que sujeta la cuerda, es el que ofrenda para misiones, el que va al campo misionero, el que apoya al pastor siempre al lado de el, es aquel al que alguno llaman en el lame botas del pastor, que aunque para la congregación parece ser desagradable, para el Señor es de alta estima.
Josué, esperaba a Moisés cuando iba al monte a encontrarse con Dios, Giezi, a pesar de su error, era un fiel compañero de su amo Eliseo, Timoteo el amado hijo del apóstol Pablo y Samuel siervo de Elí servia en el templo aunque todos a su alrededor se habían corrompido y esto, porque alguna vez ellos dijeron HEME AQUÍ.
Yo estoy disponible, yo estoy para lo que sea necesario, si tengo que meter mis manos en el barro, lo haré, si tengo que lavar los baños, lo haré, si tengo que ofrendar para apoyar aquel que va, HEME AQUÍ, pastor cuente conmigo, HEME AQUÍ, este hombres, ES EL HOMBRE O LA MUJER DISPUESTA.
(Génesis 22:11) (Hechos 9:10)
Puedes ser tu hermana que quizás no puedes ir al campo, a ti hermano o hermana que quizás no tienes las fuerzas para salir pero si tienes un corazón dispuesto dile al Señor HEME AQUÍ Señor, yo estoy disponible, yo estoy para lo que tu necesites.
¡Esta Iglesia necesita de hombres y mujeres así! Personas que estén dispuestos a decir en su corazón HEME AQUÍ SEÑOR yo estoy disponible para lo que se necesite pues entiendo lo deudor que soy y que todo lo que soy se lo debo al Señor, yo anhelo que la obra crezca, yo anhelo que el evangelio sea predicado hasta lo ultimo de la tierra, yo anhelo que se levanten mas lideres y más pastores y misioneros, por esa razón querido hermano yo digo HEME AQUÍ.
Para finalizar revelemos el ultimo y más valiente de todos en el mismo texto anterior (Isaías 6:8)
D-) EL VALIENTE: “ENVIAME A MI”
Isaías paso por los cuatro tipo de personas, el avanzó hasta decir ENVIAME A MI, el escuchó el desafío de Dios y tomó este desafío para él, el vio la necesidad, el vio que no habían más, el vio que el pueblo de Israel necesitaba la palabra de Dios y que el llamado de Dios no era para nadie más si no que para él, eso fue lo que sentí en mi corazón cuando el Señor dijo TE HE PUESTO PARA LUZ DE LOS GENTILES, A FIN DE QUE SEAS PARA SALVACIÓN HASTA LO ÚLTIMO DE LA TIERRA, yo dije ¡Esto es para mi! ¡Mi corazón se apretó a ver la necesidad y entendí que debía decir sin pensarlo más ENVIAME A MI SEÑOR.
Esta persona debe morir antes de salir, debe perder su vida antes de tomar el desafío, es más, antes de decir ENVIAME A MI, debe ser limpiado por la sangre de Cristo, salir de la tibieza de la banca, decir HEME AQUÍ Señor, para luego pedirle ENVIAME A MI. No se si ustedes lo notan, pero la frase denota sumisión, pues el dice ENVIAME y no YO VOY, la frase denota humildad y disposición a lo que el Señor quiera, este hombre reconoce sus falencias, reconoce sus debilidades sus carencias y su incapacidad de hacer lo bueno, y sabe que SOLO DIOS, SI QUIERE, SI ESTA EN SU VOLUNTAD, HARÁ COMO EL QUIERA. El apóstol Pablo sabe a lo que me refiero.
(Hechos 9:1-9)
Pablo pasó de ser un inmundo perseguidor de la Iglesia, a hasta ser un humilde hombre que cayó a tierra y se puso de rodillas y le dijo al Señor ¿Qué quieres que yo haga? Y el Señor lo envió a los gentiles y así vivió su ministerio (Gálatas 2:20)
APLICACIÓN
Así que dime ¿Cuál eres tú? Ahora que en tu corazón respondiste, contesta ¿Cuál quieres ser? Ahora entiende una cosa, no importa lo que tu quieras ser, no importa lo que tu desees, no importa lo que tu pienses que debes hacer, importa lo que el Señor quiere para tu vida, así que, que te parece si hoy te pones de rodillas y le dices al Señor ¿Qué quieres que yo haga?
Quizás eres el inmundo que busca ser limpio, créeme que de rodillas hallarás limpieza si le pides humildemente al Señor “Si quieres puedes limpiarme” Quizás eres el tibio que hasta ahora no ha hecho mas que venir y ser fiel a las reuniones, quizás puedas venir de rodillas, dejar tu orgullo a un lado y decirle al Señor, HEME AQUÍ, o por otro lado, quizás quieras dar el siguiente paso, siempre has estado disponible y siempre has dicho HEME AQUÍ, pero hoy día quieras decir ENVIAME A MI, yo voy donde quiera que tu vayas.
Ven al Señor y ponte a sus rodillas diciéndole ¿QUÉ QUIERES QUE YO HAGA?
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